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viernes, 31 de mayo de 2013

CONVIERTE EL RECHAZO EN ALGO -CASI- INEXISTENTE (I)

- JUEGO INTERNO  -

El miedo al rechazo se origina de otro temor más profundo, que es ver cuestionado el valor de nuestra persona.  Aquí se encuentra el origen de la parálisis que sufren muchos hombres, sin darse cuenta de que en muchos casos, lo único que temen es un tigre de papel.

Para  combatir el rechazo, nuestra mejor arma es nuestro planteamiento mental a la hora de sargear, y las acciones en las que se traduce ese planteamiento. 

Por lo general, tenemos dos tipos de rechazo. En este primer artículo, trataremos sólo el primero de ellos. Y uso ese término contra mi voluntad pues, como ahora mismo veréis, voy a demostraros que dichos rechazos no existen:

En primer lugar, tenemos aquel rechazo en que casi no tenemos la oportunidad de conocernos con la chica. Casi no hay ni la opción de “vender” nuestro producto. Se trata de interacciones muy cortas, que pueden ir de pocos segundos a un minuto: cuando la saludas y te ignora, cuando le coges la mano para bailar y te la suelta, cuando acabas de decir tus primeras palabras y pasa de ti, o “se va con su amiga”, etc.

Pues bien, en este tipo de situaciones es clave entender el siguiente concepto: la chica no te está rechazando a ti, está rechazando la interacción que tratas de establecer con ella. A ti no te puede rechazar, puesto que no te conoce. Si no dispone de ningún dato sobre ti, repito, ninguno, cero… ¿cómo cojones va a rechazar tu persona, tu valía como hombre? ¿A qué temes?

Sería algo parecido a que nos ofrezcan un plato de comida tapado en esa especie de semiesfera de los restaurantes de lujo, sin ningún otro dato. Podemos “rechazarlo” porque no tenemos hambre, porque no nos fiamos, o porque nos sale de las pelotas hacerlo, pero no podemos decir si esa comida es buena o mala. Y pregunto, ¿podría la personita imaginaria de ese plato decir que la hemos “rechazado”, o despreciado, si no sabemos ni lo que es? ¿No véis lo absurdo del planteamiento? 

Esto no es ningún juego de palabras para confundir al personal, pues una interacción puede rechazarse por miles de motivos que no tengan nada que ver con la persona que la propone: desde la presencia de su pareja en la zona, hasta la timidez, pasando por el estado de ánimo, etc.  

Es más, en una infinidad de ocasiones las chicas rechazan ciertas interacciones que impiden que las conozcamos, y que si hubieran tenido lugar en otras circunstancias, sí hubieran fructificado. Es una prueba evidente de que en esta fase, lo que está en juego es otra cosa y no nuestra valía como hombres pues, vuelvo a decirlo:

NO NOS CONOCE.
Todavía.

 

 
Fortune
 

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